lunes, 16 de junio de 2008

Los viajes de Pablo

El mismo Pablo nos cuenta: “Hice muchos viajes. Sufrí peligros en ríos, con peligros de bandidos, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar. Tres veces naufragué. Una vez pasé un día y una noche en alta mar” (2Cor 11,26).Durante los viajes, Pablo mantenía contacto con las comunidades a través de mensajeros (cfr Col 4,10; 1Cor 1,11; 16,12-17-18; 1Tes 3,2-6), y a partir del segundo viaje, también lo hacía a través de cartas. Pedía que sus cartas fueran leídas en las reuniones de la comunidad (1Tes 5,27) y que fuesen enviadas también a las demás comunidades. La segunda carta a los Corintios, por ejemplo, fue escrita para todas las comunidades de Grecia (2Cor 1,1). Pedía también que las comunidades intercambiasen las cartas que recibían (Col 4,16).
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Primer viaje: Luego del ministerio de Bernabé y Saulo realizado en Jerusalén (Hch 12,25), en Antioquia ellos son elegidos misioneros y desde allí bajan al puerto de Seleucia, en éste embarcan en dirección a Chipre, llegando en primer lugar a la ciudad de Salamina, donde tiene lugar una rápida predicación. Desde Salamina parten hacia Pafos. En esta ciudad tiene lugar el conflicto con la magia y la intervención de la autoridad romana, favorable a Pablo y Bernabé. Suben hasta Antioquia, Pisidia: Pablo anuncia a Cristo a los judíos, primeros en el orden del anuncio, en este caso mediante el discurso que se convierte en modelo de anunciar a Jesucristo a los judíos. Desde aquí van precipitadamente a Iconio. Había allí un tullido que escuchaba el anuncio de Pablo y es curado. Este hecho provoca una reacción inmediata de los paganos: éstos creen que los apóstoles son divinidades, ofreciéndoles sacrificios y ofrendas como era costumbre en los cultos paganos. Los judíos venidos de Antioquía e Iconio provocan la reacción violenta de los gentiles. Pablo salva milagrosamente la vida y junto a Bernabé parten hacia Derbe. Luego de evangelizar en Derbe volvieron a Listra, Iconio y Antioquia enseñando a los discípulos “es necesario que pasemos por muchas dificultades para entrar en el Reino de Dios” (Hch 14,22). Hacen parada en Perge y pasan por Atalía. Allí se embarcan para Antioquia (Hch 14, 26-28).

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Segundo viaje: El Nuevo Testamento nace en Corinto, donde Pablo permanece diez y ocho meses (Hch 18,1-8) así durante el segundo viaje escribió sus dos cartas a los tesalonicenses. Después de una visita a las comunidades de Macedonia, Silas y Timoteo se encuentran con el apóstol y le comunican noticias e inquietudes de los hermanos. Los tesalonicenses parecen tener particular necesidad de una visita. Pablo no puede abandonar Corinto: el único medio para responder a los interrogantes y alentar a las comunidades, es escribir. Pablo dicta, Silas y Timoteo escriben: así es redactado el primer documento escrito del Nuevo Testamento. Estamos en torno al 51 d.C. Al principio las cartas suplen simplemente la ausencia, pero pronto se convierten en un instrumento a través del cual Pablo alienta, enseña o informa sobre la misión. De Corinto, embarca hacia ‘Efeso’ (Hch 18,19-21). Se narra la partida de Pablo de Corinto después de un tiempo considerable. En esta partida le acompañan el matrimonio de fabricantes de tiendas; éstos se separan de Pablo en la escala de Éfeso. En esta ciudad el Apóstol predicó en la sinagoga, prometiendo su próxima vuelta. En Cesarea su estancia es muy breve, partiendo, después de una rápida visita hacia Antioquía.

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Tercer viaje: El “tercer viaje” (Hch 18, 23; 21, 16) no es un viaje misionero, sino más bien una visita a las Iglesias fundadas para fortalecer su fe. Pablo atraviesa de nuevo Galacia y Frigia antes de detenerse bastante tiempo en Efeso. Obligado a dejar la ciudad tras una revuelta de los joyeros (Hch 19, 23- 20,1), vuelve a Macedonia y después a Corinto. En Mileto sitúa Lucas el gran discurso de despedida a los ancianos, los cuales llegan desde Efeso al puerto para despedirse de su gran maestro (Hch 20, 17-38). El viaje termina en Jerusalén, donde Pablo es arrestado y después llevado a Roma. Lucas describe la vuelta del Apóstol a la ciudad santa siguiendo el mismo esquema de la subida de Jesús a Jerusalén: también el tercer viaje paulino presenta tres anuncios de pasión. Sus primeros confidentes son precisamente los presbíteros de Efeso en Hch 20, 22-24; siguen los discípulos de Tiro, que “movidos por el Espíritu” invitan a Pablo a no subir a Jerusalén (Hch 21,4); por fin se hace su portavoz un profeta durante la estancia de Pablo en Cesarea, en casa de Felipe (Hch 21, 10-14).
Durante el tercer viaje, Pablo escribe las siguientes cartas: las dos a los Corintios, Romanos y Gálatas. Las cartas a los Efesios (Ef 3,1), Filipenses (Flp 1,13), Colosenses (Col 4,18) y Filemón (Flm 1,9) fueron escritas durante un tiempo de prisión. Es en el tercer viaje, que Pablo estuvo preso en Efeso (1Cor 15,132 y 2Cor 1,8-9). Por eso probablemente estas cartas hayan sido escritas durante su tercer viaje.

Hna. María de la Paz Carbonari
Discípula del Divino Maestro
ancarboar@yahoo.com.ar

Ciclo de Conferencias

En el marco del Año Paulino, entre el 9 y 11 de junio de 2008, se realizó el ciclo de conferencias: Pablo, testigo y apóstol en los cambios de época.


Fue organizado por la Sociedad Bíblica Católica Internacional (SOBICAIN) y realizado en el Auditorio del Colegio Champagnat. Este evento constituyó una de las iniciativas que se llevarán a cabo en vísperas del año Jubilar, convocado por Benedicto XVI.

Se abrió con la exposición del presbítero licenciado Hugo Safa sobre las raíces espirituales de los orígenes.

Conflictos y nuevos paradigmas. Lutero y la Reforma fue el eje de la presentación del doctor Daniel Beros, de la Iglesia Evangélica del Río de la Plata.

Finalmente la profesora María Gloria Ladislao se encargó de cerrar el ciclo rescatando el nuevo lugar de la mujer.

Este fue el primer ciclo en consonancia con el AÑO PAULINO, siendo presenciado por más de 200 personas.

jueves, 5 de junio de 2008

Apóstol de los gentiles

Fiel soldado de Cristo,

Pablo de Tarso,
cuántas cartas y viajes
has regalado.
Predicar por el mundo,
tal fue el mandato
y anduviste ciudades
desde Damasco.
Torturas padeciste,
cárcel y escarnio;
y te erigiste al mundo
martirizado.

María Graciela Romero Sosa

SAN PABLO

¿Porqué me persigues, Saulo?,
la pregunta del Señor
que en el camino a Damasco
permitió tu conversión.
Y al recibir el bautismo
y al Espíritu de amor,
la luz que cegó tus ojos
se instaló en tu corazón.
Dedicado para siempre

a predicarnos de Dios,
enseñaste que Su Reino
es máxima aspiración.
Oh Pablo, Pablo de Tasso,

Fe, Luz y Predicación
“como el fruto de un aborto”,
según propia confesión.
Nunca más Saulo, eres Pablo

fruto de la conversión;
morir por el Evangelio
fue el testimonio mejor.
Apóstol de la esperanza,

y la evangelización;
leyendo tus cartas, Pablo,
se acrecienta nuestro amor…

María Graciela Romero Sosa

"Pablo, el apóstol de las gentes"

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¿Se puede trazar un perfil histórico-biográfico de Pablo?
Nadie como él cuenta con fuentes tan amplias, como los Hechos de los Apóstoles y las Cartas, a partir de las cuales se pueden reconstruir su identidad y su misión. En ella se le descubre como la personalidad más controvertida y cautivadora de la experiencia cristiana primitiva.
Arrollado por el encuentro con Cristo resucitado, de perseguidor de la Iglesia pasa a ser apóstol del Evangelio. Es realmente el promotor de la primera evangelización y el “teórico” de la experiencia cristiana. Con su temple y su dinamismo espiritual, lleva el Evangelio de Jesucristo a los judíos y paganos, traspasando toda frontera étnica y religiosa.
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Pablo
El apóstol de las gentes
Reinaldo Fabris
Ediciones Paulinas

"San Pablo (novena)"

En esta novena la autora nos propone profundizar con san Pablo el verdadero sentido de la vida cristiana.
Nada mejor que rever la práctica de los primeros cristianos, sobre todo de los que vivieron la fe con pureza y autenticidad, y conocer al Apóstol, el apasionado de Cristo.
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San Pablo (novena)
Natalia Maccari
Ediciones Paulinas

"Pablo de Tarso. Caminante de los pueblos"

Carlo Cremona, famoso periodista italiano, con estilo ágil, agradable, traza un retrato del apóstol Pablo, donde su humanidad, su complejo carácter y su profundísima doctrina hacen de él una fuerte personalidad que emerge con vigor.
Con esta biografía fiel a las fuentes y original en su estilo, el autor presenta a un Pablo vivo, contemporáneo del hombre de hoy por la actualidad perenne de su mensaje, y estimula al lector a volver a las fuentes de vida y de su pensamiento.



Pablo de Tarso
Caminante de los pueblos

Carlo Cremona

Ediciones Paulinas

"San Pablo. Vida, iconos y encuentros "

Mediante la iconografía y la Palabra, la autora nos invita a conocer la vida de san Pablo, “el apóstol de las gentes”. No se trata de un estudio exhaustivo ni erudito, sino que con veinticuatro iconos a todo color y cinco mapas con textos bíblicos, nos propone reflexionar sobre la vocación y misión de este gran apóstol. Nos acerca una novedosa forma de contemplar y orar a través de ocho encuentros con las cartas paulinas y sus respectivas imágenes, para vivir mejor nuestra vocación misionera.


San Pablo
Vida, iconos y encuentros
Teresa Groselj, fsp

Ediciones Paulinas

"Tras las huellas de Pablo" - LLAMADOS A SER SOLIDARIOS

48. Llamados a ser solidarios (pág 147)

Escucho a un discípulo de Pablo (Heb 13, 1-6):
“Perseveren en el amor fraterno. No olviden la hospitalidad, pues gracias a ella algunos hospedaron, sin saberlo, a ángeles. Preocúpense de los presos, como si ustedes estuvieran prisioneros con ellos; preocúpense de los que sufren, porque ustedes también tienen un cuerpo. Valoren mucho el matrimonio, y que su vida conyugal sea limpia, porque Dios juzgará a los libertinos y a los adúlteros. No se apeguen al dinero; conténtense con lo que tienen, porque Dios mismo ha dicho: «No te desampararé ni te abandonaré», de suerte que podemos decir con confianza: «El Señor es mi ayuda, no tengo miedo; ¿qué podrá hacerme el hombre?».”

Reflexiono a la luz de Aparecida (Nº 65):
“Nos duelen millones de personas y familias que viven en la miseria e incluso pasan hambre. Nos preocupan también quienes dependen de las drogas, las personas con capacidades diferentes, los portadores y víctimas de enfermedades graves como la malaria, la tuberculosis y VIH-SIDA, que sufren de soledad y se ven excluidos de la convivencia familiar y social. No olvidamos tampoco a los secuestrados y a los que son víctimas de la violencia, del terrorismo, de conflictos armados y de la inseguridad ciudadana. (…) Nos duele, en fin, la situación inhumana en que vive la gran mayoría de los presos, que también necesitan de nuestra presencia solidaria y de nuestra ayuda fraterna.”

Me examino:
¿Me preocupa, de verdad, la situación en la que viven millones de personas, también en nuestra patria?
¿Qué hago, concretamente, por ellos?

Oro con un Salmo (13, 2-6):
“¿Hasta cuándo, Señor,
me tendrás olvidado?
¿Hasta cuándo me ocultarás tu rostro?
¿Hasta cuándo estaré angustiado,
con el corazón apenado todo el día?
¿Hasta cuándo triunfará mi enemigo?
¡Mira y atiéndeme, Señor, Dios mío!
Sigue dando luz a mis ojos, para que
no caiga en el sueño de la muerte.
Que no diga mi enemigo:
«Lo he vencido», ni se alegren
mis adversarios al ver mi fracaso.
Yo confío en tu amor, mi corazón
se alegrará por tu salvación.
¡Cantaré al Señor,
porque me ha salvado!”

Me comprometo:
Me voy a dejar cuestionar por la situación en la que viven muchos de mis hermanos, y me voy a preocupar por hacer lo que esté a mi alcance, sin mirar para otro lado.
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Colección Verdad y Vida
Tras las huellas de Pablo
A la luz de Aparecida
María Fidelis Tibaldo, fsp
Ediciones Paulinas

"Tras las huellas de Pablo" - TESTIGOS DE LA FE

40. Testigos de la fe (pág 123)

Escucho a Pablo (Rom 15, 1-4):
“Los que tenemos una fe bien formada debemos cargar con las flaquezas de quienes no la tienen, sin buscar agradarnos a nosotros mismos. Que cada uno de nosotros trate de agradar al prójimo, buscando su bien y su crecimiento en la fe. Pues tampoco Cristo buscó complacerse a sí mismo, sino que, como dice la Escritura: «Los insultos de los que te injuriaban cayeron sobre mí». Y sabemos que cuanto fue escrito en el pasado, lo fue para enseñanza nuestra, a fin de que, a través de la perseverancia y el consuelo que proporcionan las Escrituras, tengamos esperanza.”

Reflexiono a la luz de Aparecida (Nº 98):
“La Iglesia (…), a pesar de las deficiencias y ambigüedades de algunos de sus miembros, ha dado testimonio de Cristo, anunciando su Evangelio y brindando su servicio de caridad particularmente a los más pobres, en el esfuerzo por promover su dignidad, y también en el empeño de promoción humana (…), ha ayudado a promover la justicia, los derechos humanos y la reconciliación de los pueblos. (…) Su empeño a favor de los más pobres y su lucha por la dignidad de cada ser humano han ocasionado, en muchos casos, la persecución y aún la muerte de algunos de sus miembros, a los que consideramos testigos de la fe.”

Me examino:
En mi actuar, ¿busco mi propia gloria o la gloria de Dios?
¿Disfruto del consuelo y de la esperanza que me brinda la Sagrada Escritura?
¿Estoy dispuesto/a a cargar con las flaquezas de los que carecen de fe?

Oro con un Salmo (22, 23-26):
“Señor, anunciaré tu nombre
a mis hermanos,
te alabaré en medio de la asamblea:
«los que respetan al Señor, alábenlo...».
Porque no miró con desprecio
ni sintió repugnancia por el humilde;
no le ocultó su rostro,
y cuando le pedía auxilio lo atendió.
Él será mi alabanza en la gran asamblea,
cumpliré mis votos en presencia
de quienes lo respetan.”

Me comprometo:
Voy a hacer de la Palabra de Dios la fuente de mi consuelo y de mi esperanza para que ella me ayude a testimoniar mi fe ante los demás.
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Colección Verdad y Vida
Tras las huellas de Pablo
A la luz de Aparecida
María Fidelis Tibaldo, fsp
Ediciones Paulinas

"Tras las huellas de Pablo" - EL DISTINTIVO DEL CRISTIANO

38. El distintivo del cristiano (pág 117)

Escucho a Pablo (Rom 13, 8-10):
“Con nadie tengan deudas, a no ser la del amor mutuo, pues el que ama al prójimo ha cumplido la ley. En efecto, los mandamientos «no cometerás adulterio, no matarás, no robarás, no codiciarás», y cualquier otro que puede existir, se resumen en éste: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo». El que ama no hace mal al prójimo; en resumen, el amor es la plenitud de la ley.”

Reflexiono a la luz de Aparecida (Nº 138):
“Para configurarse verdaderamente con el Maestro, es necesario asumir la centralidad del Mandamiento del amor, que Él quiso llamar suyo y nuevo: «Ámense los unos a los otros, como yo los he amado» (Jn 15, 12). Este amor, con la medida de Jesús, de total don de sí, además de ser el distintivo de cada cristiano, no puede dejar de ser la característica de su Iglesia, comunidad discípula de Cristo, cuyo testimonio de caridad fraterna será el primero y principal anuncio, «reconocerán todos que son discípulos míos» (Jn 13, 35).”

Me examino:
¿Estoy convencido/a de que todos los mandamientos se reducen a “Amar a Dios y al prójimo como a mí mismo”?
¿Tengo presente que el amor es el distintivo del ser cristiano?


Oro con un Salmo (1, 1-5):
“Feliz el hombre que no sigue
el consejo de los malvados,
ni se entretiene en el camino
de los pecadores,
ni se sienta con los arrogantes,
sino que pone su alegría
en la ley del Señor,
meditándola día y noche.
Es como un árbol plantado junto al río:
da fruto a su tiempo y sus hojas
no se marchitan;
todo lo que hace le sale bien.
No sucede lo mismo con los malvados,
pues son como paja que
se la lleva el viento.
No triunfarán en el juicio los malvados
ni los pecadores en la asamblea
de los justos.”

Me comprometo:
Voy a esforzarme para lograr que quien me observe descubra en mi conducta el distintivo del cristiano.
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Tras las huellas de Pablo
A la luz de Aparecida
María Fidelis Tibaldo, fsp
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"Tras las huellas de Pablo" - VIVAN EN ARMONÍA UNOS CON OTROS

36. Vivan en armonía unos con otros (pág 111)

Escucho a Pablo (Rom 12, 14-18):
“Bendigan a quienes los persiguen; bendigan y no maldigan. Alégrense con los que se alegran; lloren con los que lloran. Vivan en armonía unos con otros y no sean engreídos, antes bien pónganse al nivel de los sencillos. Y no sean autosuficientes. A nadie devuelvan mal por mal; procuren hacer el bien ante todos los hombres. Hagan lo posible, en cuanto de ustedes dependa, por vivir en paz con todos.”

Reflexiono a la luz de Aparecida (Nº 257):
“¡Cuántas veces los pobres y los que sufren realmente nos evangelizan! En el reconocimiento de esta presencia y cercanía, y en la defensa de los derechos de los excluidos se juega la fidelidad de la Iglesia a Jesucristo. El encuentro con Jesucristo en los pobres es una dimensión constitutiva de nuestra fe en Jesucristo. De la contemplación de su rostro sufriente en ellos y del encuentro con Él en los afligidos y marginados, cuya inmensa dignidad Él mismo nos revela, surge nuestra opción por ellos. La misma adhesión a Jesucristo es la que nos hace amigos de los pobres y solidarios con su destino.”

Me examino:
¿Sé alegrarme con los que se alegran y llorar con los que lloran?
¿Trato de vivir en paz con todos?
¿Veo en los excluidos el rostro de Cristo?


Oro con un Salmo (141, 1-4):
“Señor, te estoy llamando, date prisa,
escucha mi voz cuando te llamo.
Que suba mi oración
como incienso hacia ti,
sean mis manos suplicantes
como la ofrenda de la tarde.
Coloca, Señor, en mi boca un centinela,
un vigilante a la puerta de mis labios.
No dejes que mi corazón
se incline a la maldad,
ni a cometer crímenes
y delitos con los malhechores.”

Me comprometo:
Voy a tratar de ser solidario con el destino de los pobres, poniéndome en su lugar para gozar o llorar con ellos.
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Tras las huellas de Pablo
A la luz de Aparecida
María Fidelis Tibaldo, fsp
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"Tras las huellas de Pablo" - LA ALEGRÍA DE COMPARTIR

35. La alegría de compartir (pág 108)

Escucho a Pablo (Rom 12, 9-13):
“Que el amor entre ustedes no sea hipócrita; aborrezcan lo malo y pónganse de parte de lo bueno. Apréciense unos a otros como hermanos y sean los primeros en estimarse unos a otros. No sean perezosos para el esfuerzo; manténganse fervientes en el espíritu y listos para el servicio del Señor. Vivan alegres por la esperanza, sean pacientes en el sufrimiento y perseverantes en la oración. Compartan las necesidades de los creyentes; practiquen la hospitalidad.”

Reflexiono a la luz de Aparecida (Nº 360):
“La vida se acrecienta dándola y se debilita en el aislamiento y la comodidad. De hecho, los que más disfrutan de la vida son los que dejan la seguridad de la orilla y se apasionan en la misión de comunicar vida a los demás. El Evangelio nos ayuda a descubrir que un cuidado enfermizo de la propia vida atenta contra la calidad humana y cristiana de esa misma vida. Se vive mucho mejor cuando tenemos libertad interior para darlo todo: «Quien aprecie su vida terrena, la perderá» (Jn 12, 25). Aquí descubrimos otra ley profunda de la realidad: que la vida se alcanza y madura a medida que se la entrega para dar vida a los otros. Eso es en definitiva la misión.”

Me examino:
¿Aprecio a los otros? ¿Los considero mis hermanos?
¿Soy alegre, paciente, perseverante?
¿Creo que la vida se debilita en el aislamiento y la comodidad?


Oro con un Salmo (145, 8-13):
“El Señor es clemente y compasivo,
paciente y rico de amor.
El Señor es bondadoso con todos,
a todas sus obras se extiende su ternura.
Que tus obras te den gracias, Señor,
y tus fieles te bendigan;
que proclamen la gloria de tu reinado
y hablen de tus hazañas.”

Me comprometo:
Voy a tratar de poner en práctica el consejo de Pablo que dice: “Compartan la necesidad de los creyentes, practiquen la hospitalidad”.
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Tras las huellas de Pablo
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"Tras las huellas de Pablo" - CONFIANZA EN LAS PRUEBAS

29. Confianza en las pruebas (pág 85)

Escucho a Pablo (1 Cor 10, 12-13):
“Quien se sienta seguro, tenga cuidado de no caer. Ninguna prueba han tenido que sobrepase lo soportable, y pueden confiar en que Dios no permitirá que sean puestos a prueba por encima de sus fuerzas; al contrario, con la prueba, recibirán fuerzas suficientes para superarla.”

Reflexiono a la luz de Aparecida (Nº 30):
“La historia de la humanidad, a la que Dios nunca abandona, transcurre bajo su mirada compasiva. Dios ha amado tanto nuestro mundo que nos ha dado a su Hijo. Él anuncia la buena noticia del Reino a los pobres y a los pecadores. Por esto, nosotros, como discípulos de Jesús y misioneros, queremos y debemos proclamar el Evangelio, que es Cristo mismo. Anunciamos a nuestros pueblos que Dios nos ama, que su existencia no es una amenaza para el hombre, que está cerca con el poder salvador y liberador de su Reino, que nos acompaña en la tribulación, que alienta incesantemente nuestra esperanza en medio de todas las pruebas. Los cristianos somos portadores de buenas noticias para la humanidad y no profetas de desventuras.”

Me examino:
¿Creo que el Señor jamás me va a someter a pruebas que no pueda superar?
En los momentos difíciles, ¿me pongo en las manos de Dios confiando en su ayuda?


Oro con un Salmo (9, 10-13):
“El Señor es un refugio
para el oprimido,
un refugio en momentos de angustia.
Los que conocen tu nombre
confían en ti,
porque tú nunca abandonas
a quien te busca, Señor.
¡Canten al Señor, que habita en Sión,
cuenten entre los pueblos sus hazañas!
Porque el vengador de los inocentes
se acuerda de ellos,
y no olvida el grito de los humildes.”

Me comprometo:
Voy a pedir aumento de fe y confianza para creer que Dios me acompaña en mis tribulaciones, y así también se lo voy a anunciar a mis hermanos.
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"Tras las huellas de Pablo" - LA FUERZA DEL ESPÍRITU

27. La fuerza del Espíritu (pág 85)

Escucho a Pablo (1 Tes 5, 16-24):
“Estén siempre alegres. Oren en todo momento. Den gracias por todo, pues ésta es la voluntad de Dios con respecto a ustedes como cristianos. No apaguen la fuerza del Espíritu; no menosprecien los dones proféticos. Examínenlo todo y quédense con lo bueno. Apártense de todo tipo de mal. Que el Dios de la paz les ayude a vivir como corresponde a auténticos creyentes; que todo su ser -espíritu, alma y cuerpo- se conserve sin falta alguna para la venida de nuestro Señor Jesucristo. El que los llama es fiel y cumplirá su palabra.”

Reflexiono a la luz de Aparecida (Nº 137):
“El Espíritu Santo, que el Padre nos regala, nos identifica con Jesús-Camino, abriéndonos a su misterio de salvación para que seamos hijos suyos y hermanos los unos de los otros (…); nos identifica con Jesús-Vida, permitiéndonos abrazar su plan de amor y entregarnos para que otros «tengan vida en Él».”

Me examino:
¿Me dejo conducir por el Espíritu Santo? ¿Cultivo la alegría y la oración? ¿Trato de descubrir cuál es la voluntad de Dios para mi vida?


Oro con un Salmo (21, 2-7):
“Señor, el rey se alegra por tu fuerza,
¡cuánto goza por tu victoria!
Tú le concedes lo que desea su corazón,
no rechazas la oración de sus labios.
Te apuras a bendecirlo con el éxito,
pones en su cabeza
una corona de oro puro.
Te pidió vida y se la concedes;
prolongas sus días para siempre...
Lo rodeas de honor y majestad;
le concedes bendiciones abundantes,
lo colmas de felicidad en tu presencia.”

Me comprometo:
Cuando tenga que hacer alguna opción importante, voy a invocar al Espíritu Santo para que me ayude a descubrir cuál es la voluntad de Dios.
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"Tras las huellas de Pablo" - SOSTENER A LOS DÉBILES

26. Sostener a los débiles (pág 82)

Escucho a Pablo (1 Tes 5, 12-15):
“Les rogamos, hermanos, que aprecien a quienes trabajan entre ustedes y los dirigen y corrigen en el nombre del Señor. Correspondan a sus trabajos con amor siempre creciente. Y vivan en paz unos con otros. También les rogamos, hermanos, que corrijan a los indisciplinados, que alienten a los acomplejados, que sostengan a los débiles, que tengan paciencia con todos. Estén atentos que ninguno devuelva mal por mal; al contrario, esfuércense por hacer siempre el bien unos a otros y a todos.”

Reflexiono a la luz de Aparecida (Nº 31):
“La Iglesia debe cumplir su misión siguiendo los pasos de Jesús y adoptando sus actitudes (cfr. Mt 9, 35-36). Él, siendo el Señor, se hizo servidor y obediente hasta la muerte de cruz (cfr. Flp 2, 8); siendo rico, eligió ser pobre por nosotros (cfr. 2 Cor 8, 9), enseñándonos el itinerario de nuestra vocación de discípulos y misioneros. En el Evangelio aprendemos la sublime lección de ser pobres siguiendo a Jesús pobre (cfr. Lc 10, 4 ss), y la de anunciar el Evangelio de la paz sin bolsa ni alforja, sin poner nuestra confianza en el dinero ni en el poder de este mundo. En la generosidad de los misioneros se manifiesta la generosidad de Dios, en la gratuidad de los apóstoles aparece la gratuidad del Evangelio.”

Me examino:
¿Trato de vivir en paz con todos?
¿Acepto las correcciones?
¿Sostengo a los débiles?
¿Tengo paciencia en las pruebas?


Oro con un Salmo (18, 26-31):
“Señor, a quien te ama, muestras tu amor,
con el hombre honrado, eres honrado,
sincero con el que juega limpio,
pero con el astuto eres sagaz.
Tú salvas a los humildes
y humillas a los altaneros.
Señor, tú enciendes mi lámpara;
Dios mío, tú alumbras mis tinieblas; (…)
él es un escudo para los que
se refugian en él.”

Me comprometo:
Trataré de ponerme siempre de parte de los más débiles. Quiero vivir en paz con todos y, por eso, me ejercitaré en la paciencia.
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"Tras las huellas de Pablo" - SER AMABLES CON TODOS


En esta obra la autora nos ofrece una guía para examinar y reflexionar nuestra vida a partir de las palabras y el ejemplo del apóstol san Pablo.
Tomando textos de la Biblia, y a la luz del documento de Aparecida nos invita a responder el llamado que Dios hace a todos los bautizados, anunciar a Cristo y amar a todos como lo hizo Pablo.

7. Ser amables con todos (pág 28)

Escucho a Pablo (2 Tim 2, 22-25):
“Huye de los impulsos apasionados de la juventud y procura practicar la justicia, la fe, el amor, la paz con los que invocan al Señor con sincero corazón. Evita las discusiones estúpidas y superficiales, sabiendo que engendran conflictos. Un siervo del Señor no debe ser conflictivo, sino amable con todos, apto para enseñar y sufrido, debe corregir con bondad a los adversarios, con la esperanza de que Dios les conceda el arrepentimiento que lleva al conocimiento de la verdad.”

Reflexiono a la luz de Aparecida (Nº 543):
“Una auténtica evangelización (…) implica asumir plenamente la radicalidad del amor cristiano, que se concreta en el seguimiento de Cristo en la Cruz; en el padecer por Cristo a causa de la justicia; en el perdón y amor a los enemigos. Este amor supera al amor humano y participa en el amor divino, único eje cultural capaz de construir una cultura de la vida. (…) Una evangelización que pone la Redención en el centro, nacida de un amor crucificado, es capaz de purificar las estructuras de la sociedad violenta y generar nuevas. La radicalidad de la violencia sólo se resuelve con la radicalidad del amor redentor.”

Me examino:
¿Suelo dejarme llevar por impulsos apasionados? ¿Trato de evitar las discusiones inútiles? ¿Soy amable con todos?

Oro con un Salmo (141, 1-4):
“Señor, te estoy llamando, date prisa,
escucha mi voz cuando te llamo.
Que suba mi oración
como incienso hasta ti,
sean mis manos suplicantes
como la ofrenda de la tarde.
Coloca, Señor, en mi boca un centinela,
un vigilante a la puerta de mis labios.
No dejes que mi corazón
se incline a la maldad,
ni a cometer crímenes
y delitos con los malhechores.”

Me comprometo:
Trataré de ser amable con todos y evitar las discusiones inútiles.
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Al Apóstol por excelencia

De acérrimo perseguidor
a apóstol del Evangelio;
en el camino a Damasco,
te encontraste con el Maestro,
y fue tu disponibilidad,
para todos un ejemplo.

Paladín de la libertad,
a Cristo abriste las puertas,
mostrándonos el Camino,
enseñándonos a amar;
muy tenaz al proclamar
el anuncio del Evangelio.

El Maestro te exigió,
un cambio de mentalidad:
De actitudes de agresión,
a gestos sencillos de paz.
El cambio fue tan audaz,
valiente, veraz y sincero,
que superaste a todos
en la difusión del Evangelio.

Nadie pudo aventajar,
tu amor al divino Maestro,
¡a quién amaste con pasión,
y diste tu vida por completo!

Un profundo grito surgió,
desde lo hondo del pecho.
¡Ay de mí, si no anunciara,
sino proclamara el Evangelio!
Fue el imperativo del amor,
lo que te impulsó desde adentro,
pues habías descubierto:
“La perla preciosa del Reino”.

“Ese tesoro escondido”,
del cual nos habla el Evangelio...
Y no lograbas contener,
el amor que ardía en tu pecho.
Resumiste toda la Ley
y también a los Profetas,
simplificándola en una frase,
genial, veraz, certera:

“¡Deberás amar a tu prójimo,
como si a ti mismo fuera!”
Porque sólo en el amor
se encuentra la vida plena.
La Vida que en su mensaje
nos ofrece Jesús Maestro;
que es el Camino, la Verdad,
la Vida real, y auténtica.

Hno. Santiago Enrique Kloster, ssp

economo@san-pablo.com.ar

martes, 3 de junio de 2008

Pablo de Tarso, la vida en la Iglesia

Hoy completamos nuestros encuentros con el apóstol Pablo, dedicándole una última reflexión. Ciertamente no podemos despedirnos de él, sin tomar en consideración uno de los componentes decisivos de su actividad, y uno de los temas más importantes de su pensamiento: la realidad de la Iglesia. Ante todo debemos constatar que su primer contacto con la persona de Jesús le viene a través del testimonio de la comunidad cristiana de Jerusalén. Fue un contacto sombrío. Conociendo el nuevo grupo de creyentes, inmediatamente se convierte en un terrible perseguidor. Lo reconoce él mismo por tres veces en otras tantas cartas. “He perseguido a la Iglesia de Dios” escribe (1Cor 15, 9; Gál 1, 13; Flp 3, 6), casi presentando este comportamiento suyo, como el peor crimen.

Por cierto, fue determinante todo lo que sucedió camino a Damasco, pero en realidad no fue ese el primer encuentro con Jesús. El Libro de los Hechos recuerda su presencia durante la lapidación de Esteban (Cfr. 7, 58) y la aprobación dada por él a la condena del diácono (Cfr. 8, 1). Esto nos permite hacer en seguida una primera, importante observación: a Jesús se llega normalmente, para acogerlo o rechazarlo, por la mediación de la comunidad creyente. Esto es tan cierto, que hasta las noticias sobre Jesús, que nos llegan de los antiguos autores paganos como Suetonio, Tácito, Plinio el Joven, no son fruto de un interés directo por la persona de Jesús, sino que provienen del contacto con el grupo de los que creían en él. Es pues la vida de la Iglesia la que suscita el interés, o al menos, el interrogante sobre Jesús, o sea: ¡a Jesús se llega pasando normalmente, por la Iglesia!
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El Año de San Pablo
Benedicto XVI (Joseph Ratzinger)
Editorial San Pablo
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Novena a San Pablo

Día Primero

Oramos con la Biblia
Dice San Pablo: “yo soy judío. Nací en Tarso de Cilicia pero me eduque en Jerusalén. Mi maestro fue Gamaliel, él me instruyó en la fiel observancia de la ley de nuestros antepasados, siempre he defendido con pasión las cosas de Dios. Yo perseguí a muerte el camino cristiano encadenado y encarcelado a hombres y mujeres. Me dirigía a Damasco con ánimo de traer encadenados a Jerusalén a los creyentes que allí hubiera para que fueran castigados. Iba pues camino de Damasco y cuando estaba ya cerca de la ciudad, hacia el mediodía, de repente brilló a mi alrededor, una luz cegadora venida del cielo. Caí al suelo y vi una voz que me decía “Saúl, Saúl”, ¿por qué me persigues?. Yo respondí “quien eres Señor”, y me dijo: “Yo soy Jesús de Nazareta quien tú persigues”...
Los que venían conmigo vieron la luz pero no oyeron la voz del que me hablaba. Yo dije: “que debo hacer Señor”, y el Señor me dijo “levántate y vete a Damasco, allí te dirán lo que debes hacer...”
Como no veía nada, debido al resplandor de aquella luz, entré a Damasco de la mano de mis compañeros. Un cierto Ananías, hombre piadoso según la ley y muy estimado por todos los judíos que allí vivían, vino a verme y me dijo: “...hermano Saúl recobra la vista...” y en aquel mismo instante recobré la vista y vi a Ananías. (Hechos 22, 3-21)

Reflexionamos: (Comparación de dos épocas)
Pablo golpeó y maltrató a ancianos, a jóvenes, a mujeres y a niños.
También en la actualidad los ancianos son excluidos porque ya no producen, los jóvenes no son acompañados, instruidos y en algunos casos ni queridos, algunas mujeres son maltratadas y muchas de las familias se desmiembran.
Esto me hace pensar: ¿Cómo soy con los ancianos?, ¿Cómo me comporto con los jóvenes, con las mujeres y con los niños?.
Y pensando me comprometo: ampararé a los ancianos, brindaré mi afecto y mi ayuda a los jóvenes, a las mujeres y a los niños.

Oración final:
Fragmento de oración a los Romanos (11, 29-36)
¡Oh Dios!
Veo que no te hechas atrás,
después de elegir y dar tus dones...
...Padre, que profunda esta riqueza
tu sabiduría y tu ciencia.
...En verdad todo viene de Ti
ha sido hecho por Ti.
Todo ha de volver a Ti.
¡A Ti la gloria por siempre!. Amén.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

San Pablo, valiente constructor y difusor de la Iglesia de Cristo...
Ruega por nosotros.
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Pablo de Tarso, perfil del hombre y del Apóstol

Hemos concluido nuestras reflexiones sobre los doce Apóstoles llamados directamente por Jesús durante su vida terrena. Hoy comenzamos a acercarnos a las figuras de otros personajes importantes de la Iglesia primitiva. También ellos han entregado su vida por el Señor, por el Evangelio y por la Iglesia. Se trata de hombres, y también de mujeres, que, como escribe Lucas en el Libro de los Hechos, “los cuales han consagrado su vida al nombre de nuestro Señor Jesucristo” (15, 26).

El primero de éstos, llamado por el mismo Señor, por el Resucitado, a ser también él un verdadero apóstol, es sin duda Pablo de Tarso. Él brilla como estrella de primera magnitud en la historia de la Iglesia, y no sólo de la Iglesia de los orígenes. San Juan Crisóstomo lo exalta como personaje superior en justicia, a muchos ángeles y arcángeles (Cfr. Panegírico 7, 3). Dante Alighieri en la Divina Comedia, inspirándose en el relato de Lucas en los Hechos (Cfr. 9, 15), lo define simplemente como ‘vaso de elección’ (inf. 2, 28), que significa: instrumento elegido por Dios. Otros lo han llamado el ‘décimo tercer apóstol’ -y realmente él insiste mucho en que es un verdadero apóstol, habiendo sido llamado por el Resucitado-, o, en justicia, “el primero después del Único”. Ciertamente, después de Jesús, él es el personaje de los orígenes, sobre quien estamos más informados. De hecho, tenemos no sólo el relato que de él hace Lucas en los Hechos de los Apóstoles, sino también un conjunto de Cartas que provienen directamente de su mano, y que, sin intermediarios, nos revelan su personalidad y su pensamiento.
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El Año de San Pablo
Benedicto XVI (Joseph Ratzinger)
Editorial San Pablo

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San Pablo

Su conversión fue tan grande

que un resplandor lo cubrió
y aquel a quien perseguía
en su lider se convirtió.

Sus ojos quedaron ciegos
hasta poder descubrir
el misterio de aquel hombre
que lo invitaba a seguir.

Elegido por Jesús
él supo ejercer el don
de llegar a los confines
del mundo en cada rincón.

¡San Pablo misionero
queremos ser como tú,
predicar el Evangelio
con tu fuerza y gratitud!

Mariel Florentino de Martty

Pablo, el gran convertido

De perseguidor a perseguido,

de Saulo de Tarso hasta San Pablo,
desde siempre por Dios escogido,
tocado por la gracia camino a Damasco,
tal fue su conversión
que produjo en él,
total transformación.

Discípulo valiente, ecuánime, decidido
sin a Cristo haber conocido,
dedicó el resto de su vida
a llevar la Buena Noticia a los gentiles
predicando, sin cesar, noche y día.

En su celo apostólico, fue testigo viviente
de grandes comunidades florecientes.
Junto a Bernabé, en misioneros viajes,
luego con Silas, Timoteo, surcó mares y caminos.
Sufrió torturas, prisión, ultrajes,
como intrépido huracán, no se detuvo,
guiado por el Espíritu, cumplió su destino.

Sus epístolas eternamente vigentes,

son luminarias para todas las gentes.
Trueno de Dios, penetrante rayo de luz,
llamando a la humanidad
a rendirse ante la Cruz.

Incansable en la evangelización

abrazó la doctrina de la de la fe y del amor,
toda su vida era una pasión,
comunicar a todos la vida de Dios.

Etelvina Gimenez